Testimonios

Conoce a algunos de nuestros Egresados

Uno de los objetivos es ayudar a resolver el problema que llevó al niño a la casa hogar; para que pueda reintegrarse a su núcleo familiar, lo antes posible. Buscamos capacitarlos para la vida laboral y su vida familiar; y seguimos en contacto lo más posible con los jóvenes egresados del Albergue. Éste sigue siendo su hogar y siempre estará para apoyarlos cuando lo necesiten.

Estos son algunos testimonios de jóvenes que han salido del Albergue y que ahora son personas de bien y útiles a la comunidad.

Licenciado en Mercadotecnia

Memo llegó de 4 años al Albergue junto con su hermano Alejandro de 6 años. Ellos pasaban todo el día en un taller automotriz y al desconocerse el paradero de su mamá, ingresaron a la Casa Hogar; la que desde entonces, fue su familia.

Desde preescolar y a lo largo de toda la primaria, mostró siempre un gran interés por aprender y se destacó de los demás niños por sus buenas calificaciones. Siempre fué un niño activo, alegre y esforzado, por lo que era con frecuencia motivo de elogio por parte de sus maestros, tanto en el colegio de Tlaquepaque al que asistía, como después en la Preparatoria.

Gracias a sus habilidades deportivas, pudo conseguir una beca para estudiar la carrera de Licenciado en Mercadotecnia en la Universidad Cuahutemoc, donde se graduó en Mayo del 2006.

Actualmente Memo combina un trabajo de tiempo parcial, con sus estudios de la Maestría en Administración. Es un excelente ejemplo para todos los niños del Albergue que requieren prepararse para la vida. Es además un testimonio palpable, de que la educación es lo mejor que el Albergue puede dar a todos los niños y jóvenes que necesitan esa oportunidad, que la vida les ha negado.

Guillermo Aguirre Adame

Pedro Juarez García

Pedro fue uno de los niños con los que se inició el Albergue en 1987, cuando él tenía 10 años. Es originario de la sierra de Veracruz y dependía de su hermana de 14 años, trabajadora doméstica que cuidaba de sus tres hermanitos menores. Igual que muchos otros niños sin hogar entraron al Albergue donde recibieron escuela, alimentación, atención médica, psicológica y el afecto de una familia.

Cuando Pedro tenía 16 años se le ayudó a conseguir trabajo en un importante tienda de ropa donde fue escalando puestos de responsabilidad.Con el producto de su trabajo fué pagando poco a poco un terreno con la ilusión de construir un dia su casa. En el Albergue se le asesoró y se le apoyó económicamente para que la construyera. En ella vive actualmente. Ahora él está ayudando a sus hermanos menores, para que sigan ese mismo camino.

Pedro ya está casado, ha formado su propia familia y en muchos aspectos ha demostrado consistencia y estabilidad; bases que se le inculcaron en el Albergue.Es un buen ejemplo de la labor positiva que la Institución realiza en la formación de los niños, gracias a los donativos de personas generosas como tú, que un día decidieron ayudarles a cambiar su vida.

Jorge Napoleón Antúnez

Jorge llegó a la casa hogar en 1991 a la edad de 12 años canalizado por el centro de manejo de menores de la policía municipal. Nos pidieron que lo tuvieramos tres días, pero se adaptó de inmediato, se sintió a gusto y se quedó más de 5 años.

Como muchos niños que ingresan al Albergue, carecía de escolariadad y hábitos básicos de higiene y salud. En general, casi todos estos niños traen también una gran carga emocional, debido a las experiencias traumáticas de su niñez.

Se le inscribió en la primaria y a pesar de que le costaba mucho trabajo por haber empezado tan grande, su esfuerzo por aprender era notable. Se consiguió que tomara varios talleres técnicos para prepararlo al mundo laboral y se le apoyó con procesos terapéuticos psicológicos.

Ahora es un joven que puede hablar de su historia y verla como una experiencia que lo motiva a superarse. En una entrevista para televisión, 4 años después de haber egresado, comentó:

“Yo pase por muchos maltratos y abusos familiares, tanto de mi mamá como de mi padrastro; alcohólicos. Al entrar al Albergue me sentí muy bien. En esta casa me dieron mucho cariño. Fue donde pasé mi mejor niñez; era en realidad mi familia, además me dieron educación para salir adelante en la vida. Cuando tenga mis hijos, les voy a dar el amor que yo no tuve…”

Jorge vive ahora en una casa de asistencia, trabaja durante el día y continúa sus estudios por la noche. Ha desempeñado diferentes trabajos en el área de ventas y en el departamento de diseño del periódico “Ocho Columnas”. Actualmente trabaja en una cadena importante de restaurantes y comenta con orgullo: “mi meta es superarme siempre más”. Pudo salir adelante gracias al cariño y al apoyo que recibió en el Albergue. Sus logros fueron posibles gracias a cada una de las personas que con sus donativos, hacen posible esta obra.

Antonio Juarez García

Toño llegó de 8 años al Albergue. Era un niño Impulsivo y de carácter fuerte, aunque siempre servicial y cooperador; por lo que pronto ya era el encargado de repartir los alimentos y los enseres; y coordinar algunas actividades de los niños. Eso le ayudó en su formación; para abrirse a la flexibilidad y la socialización.

Como tenía más habilidades para lo práctico que para el aprendizaje teórico; se le encausó a los talleres técnicos y laborales. Al egresar del Albergue, trabajó en una fábrica de bolsas donde fue bien valorado por su dedicación. Desde entonces, Toño se ha destacado por su responsabilidad y su buen corazón.

Siguendo el ejemplo de su hermano Pedro,fue pagando poco a poco un terreno para construir su casa. Como parte de los apoyos que el Albergue brinda a sus egresados, el Arq. Raúl Ruelas Lambarén (quién realiza los proyectos de la casa hogar), le diseñó los planos con los que ha venido construyendo su casa, en la que vive actualmente con su esposa y sus dos hijos.

Toño es un muchacho sano y estamos seguros de que siempre será una persona de bien. Es un testimonio más de que el esfuerzo que hacen los bienhechores y todas las personas que sostienen esta obra; bien vale la pena. Es evitar que los niños lleguen a la calle donde encuentran drogadicción y delincuencia; y a cambio de eso, darles la oportunidad de tener una vida digna, honesta y realizada. Esto es lo que tú amigo bienhechor, logras con tus donativos.   ¡Felicidades!

Alejandro Aguirre Adame

Uno de los amigos que fundaron el Albergue, Felipe Flores López, se dió cuenta que en un pequeño y sucio taller, vivían dos niños de 4 y 6 años. Eran hijos del velador; un hombre mayor y sin preparación. No tenían mamá y pasaban todo el día en ese lugar, en condiciones indignas para cualquier niño.

Alejandro (el mayor) y su hermanito ingresaron al Albergue, donde ambos empezaron a ir a la escuela, a recibir alimentación adecuada y a convivir con los niños en la Casa Hogar. Se volvió un niño alegre y sociable.

Cursó la primaria con buenas calificaciones a pesar de encontrarse enfermo, ya que sufría de constantes cuadros epilépticos. Su problema se agudizó y el diagnóstico de los médicos fue que sería permanente. Cuando tenía 13 años su papá ya contaba con un mejor trabajo y una vivienda aceptable, por lo que se vió la conveniencia de que se fuera a vivir con él, para poder darle una mejor atención a su problema de salud.

Actualmente trabaja en una tenería donde aprende el proceso de curtido de pieles. Los años que pasó en el Albergue le permitieron vivir una infancia más felíz y poder asistir a la escuela. Gracias al apoyo de doctores generosos que donan sus servicios para atender a los niños, fué posible detectar su problema a tiempo para poderlo controlar. Es uno más de los niños cuya vida cambió para bien, gracias al Albergue.

Eduardo Villalobos Perez

María de Jesús, mamá de Eduardo se encontraba sóla y sin recursos para poder alimentar a sus hijos, inmersa en un grave problema de alcoholismo. Desesperada, acudió al Instituto Cabañas donde la canalizaron a nuestro Albergue. Eduardo tenía 9 años de edad.

Eduardo estuvo 3 años en el Albergue y eso le permitió terminar su primaria. En ese tiempo, su mamá empezó a recibir terapia en el Grupo Alcohólicos Anónimos y consiguió trabajo como como obrera en una fábrica maquiladora.

Cuando Eduardo cumplió 12 años, la Fundación Por los niños del Planeta, A.C. invitó a los 10 niños más esforzados en sus estudios, a un viaje de por Asia. Eduardo fué uno de los que pudieron vivir esa experiencia de gran aprendizaje, que nunca olvidarán. Para cualquiera de estos niños, el saberse merecedores de un premio de este nivel, es una prueba de que ellos valen y que pueden aspirar a cosas grandes en su vida.

“El tiempo que mi hijo pasó en el albergue, aparte de la buena alimentación, se hizo más sociable, ya que él era muy reservado, tímido y demasiado apegado a mí. Siento que en ese tiempo maduró y se hizo más responsable y ahora valora el esfuerzo que yo he hecho como madre”, nos comenta María de Jesús.

“Yo estoy muy agradecida con el Albergue Infantil Los Pinos, por que gracias a su ayuda, yo he ido superando mis propios problemas. Desde que llegué aquí, entendí que siempre hay una oportunidad.”

Actualmente Eduardo cursa la Secundaria en la Villa de los Niños, que es una institución de formación de Jóvenes, que ha logrado excelentes resultados a nivel internacional. Esta es una oportunidad más, que estamos tratando de dar a los niños del Albergue que más se destacan en sus estudios y en sus deseos por superarse.

Rubén Acevedo Barrera

“Rubén era muy rebelde y no quería ir a la escuela”, nos dice Doña Elena, su mamá. Ella es una persona de condición muy humilde, que tenía que trabajar para alimentar a sus hijos, pues su esposo los había abanado. Ella solicitó ayuda al DIF Guadalajara y la Trabajadora Social la contactó con el Albergue.

Rubén ingresó a la edad de 10 años y recibió mucho apoyo psicológico desde el principio. Gracias a ello, poco a poco su personalidad se fué modificando en forma muy positiva.

En el Albergue se apoyó también a su mamá, quien recibió orientación y capacitación, así como atención médica por parte de los doctores que participan en la casa hogar.

Al pasar a la Secundaria, Rubén fue canalizado en Julio de 2001 a otra Institución para Jóvenes y Adolescentes de San Juan Cósala. Gracias al apoyo psicológico y a la buena labor educativa que recibió en el Albergue, ahora es un jóven responsable e interesado en sus estudios. Estos dos elementos le serán de gran ayuda en su vida y son sus mejores armas para un futuro mejor.

Alejandro Hernádez Bustos

“Cuando mi hija estuvo enferma en el hospital, Alejandro estaba muy chiquito y yo no tenía quien me lo cuidara. Una Trabajadora Social del DIF Zapopan me dijo que viniera al Albergue y así fué como acudí con ustedes” Nos comenta María Isabel Hernández, mamá de Alejandro.

Antes de llegar al Albergue, Alejandro de sólo 4 años de edad, se quedaba solito en una vivienda muy pobre, debido a que su mamá se pasaba todo el día en el hospital civil, cuidando a su hermanita que sufría un complicado problema de hidrocefalia.

“Me sentí muy apoyada ya que pude trabajar y atender a mi hija enferma y dejar a Alejandro en un lugar donde lo cuidan, le dan comida, lo llevan a la escuela, le dan zapatos y ropa; y le dan paseos por portarse bien.”

Cuando Alejandro cumplió los 9 años, su mamá estaba rehaciendo su relación de pareja y se estaban dando las condiciones adecuadas para que el niño se reintegrara a su núcleo familiar. En el Albergue pensamos que con nadie puede un niño estar mejor, que con su mamá y su papá; si ellos lo quieren y lo tratan bien.

Durante los cinco años que Alejandro estuvo en el Albergue, recibió la atención y la oportunidad educativa que todo niño merece. También se apoyó a su mamá con orientación psicológica y ayuda para su hija enferma. Este tipo de acciones y toda la labor que el Albergue puede hacer, es gracias a personas generosas como tú,que con sus donativos deciden dar una mano a niños y familias necesitadas, y ser la diferencia en sus vidas.